viernes, 9 de septiembre de 2011

Morir de hambre


Resulta grotesco que los principales medios de comunicación del mundo copen sus aperturas con noticias relacionadas con la crisis bursátil mientras una gran cantidad de personas sufren una mucho peor en todos sus aspectos: la crisis humanitaria. La sequía que atraviesa el Cuerno de África ha provocado que más de 10 millones de personas necesiten ayuda urgente para no morir de hambre. La gravedad de la situación es tal que la ONU ha declarado oficialmente el estado de hambruna en dos regiones de Somalia mientras pide una movilización internacional que permita evitar una nueva crisis humanitaria.

Los países del llamado Cuerno de África (Etiopía, Somalia, Kenia, Uganda y Yibuti) sufren la peor sequía de los últimos sesenta años. Esta situación, unida al conflicto y a la falta de un gobierno efectivo en el país, ha ocasionado que 12 millones de personas requieran asistencia alimentaria urgente para poder sobrevivir. De estos países, Somalia es el país más azotado. En la actualidad dos estados somalís han sido declarados en estado de hambruna, pero ésta ya se ha extendido a otros cuatro más. Desde las distintitas organizaciones no gubernamentales aseguran que la ayuda que reciben es lenta e insuficiente y reclaman mayor colaboración, pues los recursos aportados por las diferentes organizaciones y países apenas cubren el 20% de las necesidades de los campos de refugiados de estos estados, sobresaturados por la creciente necesidad.

La vida de un millón de niños desnutridos está en riesgo. "Tenemos dos millones de niños malnutridos y la mitad de ellos están en condiciones que amenazan sus vidas", ha declarado la portavoz del UNICEF, Marixie Mercado. La situación ha llegado al extremo de que muchas madres se topan en la encrucijada de decidir quiénes son los hijos que tienen mayores probabilidades de vivir para abandonar a los más débiles. Se calcula que más de 30.000 niños de menos de cinco años ya han muerto por hambre en los últimos tres meses. Se espera que sean muchos más.
Y por si todo esto fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef alertan de brotes de cólera y de sarampión entre las víctimas de la hambruna en Somalia. Temen que se expandan y han puesto en marcha un programa urgente de vacunación en Somalia, que pretende llegar a 2,3 millones de niños de entre 6 y 15 años, ya que la cobertura actual se sitúa en torno al 29% de la población. 

Como ocurre en la mayoría de las ocasiones, existen los medios necesarios para paliar la situación. De lo que en realidad se carece es de voluntad política. Jacques Diouf, director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se muestra indignado y afirma que "es inadmisible que, en nuestro tiempo, con los recursos financieros, las tecnologías y los conocimientos de que disponemos, más de 12 millones de personas puedan llegar a morir de hambre".

Los países desarrollados deberían tomar conciencia y ponerse de acuerdo en establecer las políticas a largo plazo necesarias para que en el futuro morir de hambre solo sea un vago recuerdo en la memoria de todos aquellos que no se contentan simplemente con lo que les muestran, sino con lo que por sí mismos pueden ver.

Javier Perellón Sabiote. (Artículo publicado en Actualidad Almanzora)