lunes, 14 de junio de 2010

¿Qué reformas fiscales necesitamos?


La crisis actual en la que se encuentran la mayoría de los países, lejos de erradicarse, se está expandiendo de tal modo que hay sectores de la sociedad en una situación límite. Estos sectores necesitan facilidades fiscales para poder desarrollar su actividad de un modo lo más normalizado posible.
Con una tasa de paro superior al 20%, España necesita de manera urgente un paquete de reformas fiscales eficaces desde todos los puntos de vista. Estas nunca podrán ir encaminadas a un incremento de la tasa impositiva puesto que sus efectos serán ahogar, más si cabe, a los sectores ya de por si estrangulados. Esta medida permitirá incrementar la recaudación a corto y medio plazo pero revocará a la sociedad una multitud de efectos negativos: una disminución del poder adquisitivo que originará un descenso del consumo y, a su vez, provocará la reducción del PIB. Tampoco podrán hacerlo incrementando el gasto público, simplemente porque nuestro déficit tan elevado no lo permite.
En consecuencia, la medida más lógica es una reducción de los impuestos. En primer lugar se debe situar el impuesto de sociedades, tan debatido en los últimos tiempos. La acelerada destrucción de empresas es uno de los factores clave en el desproporcionado nivel de desempleo en España. Por tanto, es de urgente necesidad soliviantar la carga impositiva a la que tienen que hacer frente las empresas. Esto consiste en reducir el impuesto de sociedades de modo que facilite la creación de nuevas empresas y permitir el normal funcionamiento de las ya creadas. Las consecuencias serán favorables en todos los ámbitos: una mayor creación de empleo que, a su vez, proporcionará una mayor recaudación. También hay que reducir el IRPF (impuesto sobre la renta de las personas físicas). Esto permitirá a las empresas contratar más trabajadores y, de paso, reducir la tasa de empleados no asegurados que tanto se ha incrementado a raíz de la crisis.
En el caso del IVA (impuesto sobre el valor añadido), el incremento de dos puntos que entrará en vigor a partir del 1 de julio plantea varias incógnitas en el horizonte. La primera es si servirá para incrementar la recaudación en los niveles esperados. Y la segunda, los efectos negativos que producirá a la economía. Estos pueden ser peligrosos en la medida en que contraiga el consumo.
En definitiva, en una época de crisis tan profunda y prolongada como la actual, es desaconsejable llevar a cabo un incremento de los impuestos. Los idóneo es reducirlos para, de este modo, aliviar económicamente a la sociedad y poder crear un punto de partida en esta dura recuperación que hay por delante.
Javier Perellón Sabiote

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