martes, 12 de abril de 2011

Sobre el capitalismo salvaje


Todos pudimos comprobar el pasado 12 de marzo la acérrima defensa del capitalismo salvaje llevada a cabo por Salvador Sostres en su artículo del diario El Mundo titulado “Lee esto, obrero”. Aún sigo conmocionado con algunos de sus argumentos para defenderlo y considerarlo el sistema económico más justo de todos los existentes.

Tras muchos estudios y trabajos de campo realizados (y ahora sí, voy en plan irónico) las conclusiones a las que ha llegado este señor le hacen afirmar que “la sociedad capitalista ya no se divide entre ricos y pobres”. No. Ahora “lo hace entre inteligentes o burros, entre capaces o inútiles”. O sea, que si alguien no se lucra por medio del capitalismo solo puede tratarse de un imbécil. Pero este señor no se queda aquí (que ya hubiese podido). Tiene la desfachatez de asegurar que “el capitalismo es el sistema que más riqueza y menos pobres genera, y el que lo hace de una forma más justa y menos determinista”. Yo le animo desde aquí a consultar los estudios económicos referentes a los últimos 100 años y que compruebe como ha cambiado el mundo gracias a su adorado sistema capitalista. Simplemente le recordaré que, como bien explica José Luís Sampedro, en la actualidad, el 80% de la riqueza está en manos del 20% de la población mientras que solo el 20% está en manos del 80%. Si este es el sistema económico que más riqueza y menos pobreza genera, y el que lo hace de la forma más justa y menos determinista, yo no lo quiero.

Preso de su propio ego y autodeleite, Sostres se permite dar consejos a las personas más desfavorecidas sin ningún respeto ni pudor. Asegura, textualmente, que “si eres obrero y pobre y quieres realmente dejar de serlo, la economía de mercado y el capitalismo a ultranza, “salvaje”, es lo que más te conviene”. ¡Como si ser pobre fuese una elección! Lamentable.

Si algo ha quedado demostrado a lo largo de su existencia es que el capitalismo no es el sistema económico adecuado en este mundo en el que vivimos. Y no lo es, simplemente, porque un sistema que basa su actividad en enriquecer al poderoso por medio de empobrecer al débil nunca podrá satisfacer las necesidades de una población cada vez más numerosa que dispone de un número menor de recursos. Por tanto, un sistema en el que todos tengan los mismos derechos y oportunidades, sin importar raza, procedencia o color, es el único sistema posible para un mundo que lleva camino de derrumbarse si no soluciona la situación que oprime hoy día a los más desfavorecidos.

Javier Perellón Sabiote

2 comentarios:

  1. El problema del capitalismo es el de tantas otras realidades, que pone a la persona al servicio de las cosas (en este caso, el capital), en vez de poner las cosas al servicio de las personas.

    Si el señor Sostres mañana se queda tetrapléjico (cosa que no le deseo ni a él ni a nadie), ¿qué diremos? ¿Que no es eficiente en términos de mercado? ¿Que supone un coste mucho mayor a la riqueza que genera?

    Ese "capitalismo salvaje" tiene muchos rostros, aunque no todos se hagan tan explícitos como las propuestas del señor Sostres.

    Muy interesante entrada.

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  2. Gracias por tus aportaciones Rafael. Como siempre muy sensatas e inteligentes. Lo cierto es que algo parece que empieza a cambiar. Por lo menos las personas comienzn a comprender el poder que albergan para cambiar las inmensas injusticias que pueblan el mundo. Aún estamos a tiempo. Y gente como usted tiene mucho que decir.

    Un abrazo amigo

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