viernes, 13 de noviembre de 2009

ESPAÑA, A LA COLA DE EUROPA


Tras cinco meses en decrecimiento, el PIB de la Eurozona subió un 0,4% en el tercer trimestre de 2009. En la Europa de los 27 el crecimiento fue de un 0,2%.
A pesar de esta mejoría general, el crecimiento en España fue del -0,3%.


Los datos, publicados hoy por Eurostat, confirman la mejoría de las principales potencias europeas pero no de otras tantas que, como en el caso de España, siguen en números negativos. Países como Francia (0,3), Italia (0,6) o Alemania (0,7) han conseguido salir del pozo mientras que otros como España (-0,3), Gran Bretaña (-0,4) o Rumanía (0,7) continuan en decrecimiento.

Es curioso como la economía italiana, tan criticada por algunos, vuelve a crecer. Una economía poco competitiva, con tasas de desempleo elevadas, una productividad por los suelos y grandes diferencias norte-sur pero que ha sabido atajar la crisis como se debía.

El caso de España es alarmante. Si durante la estacionalidad de verano (julio, agosto y septiembre) no ha conseguido tener un crecimiento positivo, ¿qué se puede esperar de los demás meses? España se encuentra estancada y sin ánimos de salir adelante. Con una tasa de desempleo del 17,93% (3.800.000 personas), una deflación del 0,7% y un déficit público del 5,96% del PIB está condenada a sufrir. De hecho, la Comisión Europea en Bruselas advierte de una "prolongada" caída del empleo y de los efectos negativos que tendrá la subida del IVA, que no permitirán crecer a España hasta el año 2011.

Seguimos a la cola y lo vamos a pagar. Cuando España vuelva a la senda del crecimiento otros llevarán meses y se habrán repartido el pastel, dejandonos a nosotros las migajas. ¿Por qué? Porque, a pesar de la crisis, nunca se debieron reducir los presupuestos en I+D+i, en educación o en infraestructuras. Y, cuando digo nunca, es nunca. Se debieron mantener para que, el día que salgamos de la crisis, seamos un país preparado para competir con cualquier otro por estar a la cabeza. En cambio, nuestro presidente opta por reducir los presupuestos en materias tan determinantes. Una política irresponsable y que nos condena al fracaso.

Solo interpreto lo que dicen los datos y estos lo dicen todo: seguimos muy mal.

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